Si has comprendido lo
explicado hasta aquí bien puedes experimentar, mediante un simple trabajo, la
manifestación de la Fuerza. Ahora bien, no es igual que observes una posición
mental más o menos correcta (como si se tratara de una disposición al quehacer
técnico), a que asumas un tono y una apertura emotiva próxima a la que inspiran
los poemas. Es por ello que el lenguaje usado para trasmitir estas verdades
tiende a facilitar esa postura que pone con mayor facilidad en presencia de la
percepción interna y no de una idea acerca de la “percepción interna”.
Ahora sigue con atención lo que voy a explicarte ya que trata acerca del paisaje interior que puedes encontrar al trabajar con la Fuerza y de las direcciones que puedes imprimir a tus movimientos mentales:
“Por el camino interno puedes andar oscurecido o luminoso. Atiende a las dos vías que se abren ante ti.
Si dejas que tu ser se lance hacia regiones oscuras, tu cuerpo gana la batalla y él domina. Entonces brotarán sensaciones y apariencias de espíritus, de fuerzas, de recuerdos. Por allí se desciende más y más. Allí están el Odio, la Venganza, la Extrañeza, la Posesión, los Celos, el Deseo de Permanecer. Si desciendes más aún, te invadirá la Frustración, el Resentimiento y todos aquellos ensueños y deseos que han provocado ruina y muerte a la humanidad.
Si impulsas a tu ser
en dirección luminosa, encontrarás resistencia y fatiga a cada paso. Esta
fatiga del ascenso tiene culpables. Tu vida pesa, tus recuerdos pesan, tus
acciones anteriores impiden el ascenso. Esta escalada es difícil por acción de
tu cuerpo que tiende a dominar.
En los pasos del ascenso se encuentran regiones extrañas de colores puros y de sonidos no conocidos.
No huyas de la purificación que actúa como el fuego y que horroriza con sus fantasmas.
Rechaza el sobresalto y el descorazonamiento.
Rechaza el deseo de huir hacia regiones bajas y oscuras.
Rechaza el apego a los recuerdos.
Queda en libertad interior con indiferencia hacia el ensueño del paisaje, con resolución en el ascenso.
La luz pura clarea en las cumbres de las altas cadenas montañosas y las aguas de los mil-colores bajan entre melodías irreconocibles hacia mesetas y praderas cristalinas.
No temas la presión de
la luz que te aleja de su centro cada vez más fuertemente. Absórbela como si
fuera un líquido o un viento porque en ella, ciertamente, está la vida.
Cuando en la gran cadena montañosa encuentres la ciudad escondida debes conocer la entrada. Pero esto lo sabrás en el momento en que tu vida sea transformada. Sus enormes murallas están escritas en figuras, están escritas en colores, están ‘sentidas’. En esta ciudad se guarda lo hecho y lo por hacer... Pero a tu ojo interno es opaco lo transparente. Sí, ¡los muros te son impenetrables!
La Mirada Interna de Silo.
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